Te explicamos el poder de las palabras en la perpetuación de desigualdades de género y cómo promover un lenguaje consciente para construir una sociedad igualitaria.
En Paraguay, como en muchos otros lugares, el sexismo en el lenguaje se evidencia en expresiones y palabras que perpetúan roles de género tradicionales y estereotipos desvalorizantes hacia las mujeres. Uno de los ejemplos más notorios es el uso de términos despectivos como «kuñaí», una forma de “insulto” utilizado entre hombres para referirse a otros hombres de manera peyorativa, relacionándolos con características o roles considerados tradicionalmente femeninos. Este tipo de lenguaje no solo refuerza la desigualdad de género, sino que también denigra y menosprecia lo femenino.
Además de los términos despectivos, el lenguaje sexista se manifiesta en expresiones cotidianas que relegan a las mujeres a roles tradicionales y estereotipados. Por ejemplo, decir que el lugar de una mujer está exclusivamente en la cocina refuerza la idea de que las mujeres son útiles solo en tareas domésticas y no en roles profesionales o de liderazgo. Estas expresiones parecen inofensivas a simple vista, pero contribuyen a perpetuar normas sociales que limitan el desarrollo y la participación activa de las mujeres en diferentes ámbitos.
Otro aspecto preocupante del sexismo en el lenguaje es la tendencia a cuestionar o menospreciar las habilidades y capacidades de las mujeres en comparación con los hombres. La insinuación de que una mujer maneja mal porque es mujer es un claro ejemplo de cómo se asocia el género femenino con la incompetencia o la falta de habilidades en ciertos campos. Este tipo de actitudes limita las oportunidades para las mujeres y dificulta su acceso a empleos y roles considerados «masculinos», reforzando la segregación ocupacional y la brecha salarial de género.
Los micromachismos presentes en el lenguaje y en las expresiones cotidianas pueden parecer pequeños actos o comentarios, pero su impacto es significativo. Estos comentarios, lejos de ser inocuos, contribuyen a la construcción de una cultura sexista que desvaloriza y subestima a las mujeres, perpetuando la discriminación de género y restringiendo sus posibilidades de desarrollo pleno en la sociedad.
Para abordar el sexismo en el lenguaje en Paraguay, es esencial fomentar una mayor conciencia sobre la importancia del uso del lenguaje inclusivo y no sexista. Esto implica eliminar términos despectivos que desvaloricen lo femenino y evitar expresiones que refuercen estereotipos de género. Las instituciones educativas, los medios de comunicación y la sociedad en general deben trabajar juntos para promover una cultura más igualitaria y respetuosa, donde las mujeres puedan desarrollarse sin limitaciones impuestas por el lenguaje y las creencias sexistas.
En conclusión, es fundamental impulsar políticas públicas que promuevan la igualdad de género en todos los ámbitos y que se centren en eliminar las barreras que enfrentan las mujeres para acceder a oportunidades laborales, educativas y políticas. La incorporación de la perspectiva de género en todas las esferas de la sociedad es clave para lograr una transformación profunda y duradera hacia una sociedad más igualitaria.