Hoy, en el #25N, las mujeres alzan sus voces y salen a las calles para exigir el fin de la violencia machista. Este llamado URGENTE resuena en la necesidad imperante de que las autoridades trabajen en políticas públicas efectivas que protejan a niñas y mujeres.
Aunque la Fiscalía informa de 33 feminicidios en lo que va del año, Observa Violencia, del Observatorio de Igualdad y No Discriminación del Centro de Documentación y Estudios (CDE), registra 41 feminicidios en lo que va del 2023.
No son simplemente números, son vidas perdidas. En este contexto, surge la pregunta: ¿por qué existen discrepancias en las cifras y, más aún, por qué tantos casos de mujeres asesinadas no son debidamente investigados?
Mujeres que denuncian y luego son silenciadas, como en el caso de Flora Elizabeth, cuyo homicidio doloso fue minimizado. O mujeres como Elides Areco, que decidieron poner fin a relaciones violentas en busca de una vida mejor, pero encontraron la muerte a manos de sus parejas.
Es lamentable observar cómo la notoriedad de estos casos se centra en las mujeres que no denuncian la violencia, como en el caso de Elides. La realidad es que muchas no denuncian porque el Estado no las protege.
En el 2022, la Fiscalía registró 36 feminicidios, mientras que el Centro de Documentación y Estudios registró 47. La persistente ignorancia en abordar la violencia de género convierte la palabra «feminicidio» en un tabú que perpetúa la impunidad.
El presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre, quien nos bloqueó en X, sigue postergando el tratamiento del proyecto de ley que declara emergencia social ante la violencia contra las mujeres.
Además, esta semana, el senador Bachi Núñez manifestó su intención de eliminar el Ministerio de la Mujer, un claro retroceso en la lucha por la igualdad.
Mujeres arrojadas a pozos, a arroyos; aquellas que se alejaron de relaciones violentas pero ya no están. El machismo arraigado en la cultura perpetúa desigualdades a través de roles y estereotipos. La educación emerge como la base fundamental para cambiar esta realidad.
La autopsia no siempre se realiza con la atención requerida en casos de mujeres halladas muertas en circunstancias extrañas. Es crucial que las autoridades se capaciten con perspectiva de género para poner fin a la impunidad, especialmente cuando se trata de encubrir feminicidios como suicidios.
La naturalización de la violencia contra las mujeres en el país, evidente en la pasividad del Congreso, pone de manifiesto la misoginia del cartismo. La impunidad persistente nos impulsa a movilizarnos, alzando nuestras voces y marchando para reclamar a gritos justicia #25Npy2023
Para obtener información sobre los feminicidios en el 2023, se puede consultar la fuente: Centro de Documentación y Estudios.